Me acordé de unos bisontes
cubiertos de nieve
soportando la ventisca
sólo sus ojos se veían
en la pradera blanca
y el tren corría veloz
Este calor de los días largos
brillante la tierra y el aire
las hojas de un verde tierno
las flores quietas llamando
Sol de domingo
las calles se vuelven a encontrar
como un laberinto de sorpresas
y de pasos
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